miércoles, 28 de septiembre de 2011

Agonía


En esta noche camino
Por estas abandonadas calles oscuras
Conciente de que el ruido es molesto
Y sabiendo que el silencio es perturbador
Escuchando el desgarrador lamento de mi alma,
Siendo prisionero de mí conciencia,
Cediendo y quedando a merced
De sus malignas manipulaciones
Abandonando todo pensamiento racional,
Donde el optimismo se vuelve siervo
Dejando paso a esta espantosa desesperanza,
De un futuro incierto.

Pensamos en fracaso
Cuando vemos un futuro peor
Que el presente y más aún
Que el pasado.

Lagrimas que luchan
Contra su afán de aventarse.
Y mi mente que se desespera
Buscando una salida, olvidándose
De que el Sol y la Luna acompañaran eternamente
Mi vida consolando mi ser, irradiándome esperanza,
Pero que me espera si el cielo esta nublado. 

Me siento abandonado ¡se fueron en masa!,
Se fue el consuelo y lo acompaño el sueño,
La esperanza y lo que y aún
Lo que más extraño,
Las ganas…las ganas de vivir.

Amigos, tíos y primos,
Festejen mi reencuentro.

Hay un jardín de rosas sin espinas,
Y un campo de lavandas,
Y eso es descanso, eterno descanso.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Huellas en la arena


Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.
Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.
Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.
Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tu me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tu me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".
Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".