jueves, 8 de diciembre de 2011

Pide y se te Dará - Esther y Jerry Hicks (descarga directa)

Pide y se te dará, Aprende a manifestar tus deseos
Prólogo  Por el doctor Wayne W. Dyer, autor del éxito de ventas El poder de la intención


Pide y se te Dará

El libro que el lector tiene en estos momentos en sus manos contiene algunas de las enseñanzas más poderosas que existen hoy en nuestro planeta. Me he sentido profundamente conmovido e influido por los mensajes que Abraham ofrece en esta obra, y por las cintas que Esther y Jerry nos vienen ofreciendo desde hace dieciocho años. De hecho, me siento honrado de que Abraham me haya pedido que escriba un breve prólogo a este libro, que considero un hito editorial. Es una obra única en el mundo de la edición que permitirá al lector adentrarse en el pensamiento de quienes están permanentemente conectados con la fuente de energía. Por lo demás, estas voces del espíritu se expresan en un lenguaje comprensible que usted podrá llevar de inmediato a la práctica. Le ofrecen nada menos que la pauta para comprender y llevar a buen término su destino.

Lo primero que se me ocurre es que si usted no está todavía preparado para leer y aplicar esta gran sabiduría, le recomiendo que lleve consigo este libro durante unas semanas. Permita que la energía que contiene traspase cualquier resistencia que su cuerpo o su mente ofrezca, y preste atención al eco de ese lugar interior que carece de forma y de fronteras y que solemos llamar alma, pero que Abraham denominaría nuestra conexión vibratoria con nuestra fuente.

Éste es. un Universo de vibraciones. Como observó en cierta ocasión Einstein: «Nada ocurre hasta que no se mueve algo», esto es, todo vibra de acuerdo con una determinada frecuencia mensurable. Si fragmentamos el mundo sólido en componentes minúsculos observaremos que lo que parece sólido constituye un baile de partículas y espacios vacíos. Si examinamos la más pequeña de estas partículas quantum comprobaremos que ha emanado de una fuente que vibra a una velocidad tan elevada que contraviene el mundo de principios y fines. Esta energía que vibra a una elevada velocidad se llama fuente de energía. Todo y todos, incluido usted, nos hemos originado a partir de esta vibración y posteriormente nos hemos trasladado al ámbito de los objetos, cuerpos, mentes y egos. Al abandonar esta fuente de energía para convertirnos en nuestro cuerpo/mente, asumimos nuestro mundo de problemas, enfermedades, penurias y temores.
 
Las enseñanzas de Abraham se centran fundamentalmente en ayudarle a retornar, en todos los aspectos, a esta fuente de la que emana todo y a la que todo regresa. Esta fuente de energía tiene un aspecto y produce una sensación que ya he abordado en mi libro The Power of Intention. No obstante, Abraham es capaz de ofrecerle esta maravillosa sabiduría gracias a estar conectado al ciento por ciento con esta fuente y no dudar jamás de esa conexión, como queda patente en cada párrafo de este libro. Por eso lo considero un hito editorial.
 
Estamos en contacto directo y consciente con un elenco de seres honestos y fiables a quienes lo único que les interesa es nuestro bienestar. Nos recordarán que provienen de una fuente de bienestar y que podemos invocar esa elevada energía vibratoria y permitir que fluya libremente a través de todos los aspectos de nuestra vida, o bien resistirnos a ella y permanecer desconectados de aquello que nos lo da todo y es todo amor.
 
He pasado un día entero con Abraham en persona, he cenado con Esther y Jerry y he escuchado centenares de grabaciones de Abraham, por lo que puedo afirmar de primera mano que está usted a punto de emprender un viaje que transformará su vida, en compañía de dos de las personas más auténticas y espiritualmente puras que he conocido jamás. Jerry y Esther Hicks cumplen su papel de proporcionarle estas enseñanzas con el mismo respeto que yo siento al escribir este prólogo.
 
Le recomiendo que lea estas palabras con atención y las lleve de inmediato a la práctica. Sintetizan una observación que vengo ofreciendo desde hace años: «Cuando uno cambia su forma de contemplar las cosas, las cosas que contempla cambian». Se dispone usted a experimentar un cambio a partir del cual se abrirá un mundo nuevo ante sus ojos. Es el mundo creado por una fuente de energía que desea que usted vuelva a conectarse a ella y goce de una vida plena y satisfactoria.
 
Gracias, Abraham, por permitirme decir unas palabras en este magnífico y valioso libro.
 
Os quiero a todos.
WAYNE

martes, 1 de noviembre de 2011

HAY DOS TIPOS DE PERSONAS:

A continuación, vas a encontrar una serie de afirmaciones que escribí para ti, con el fin de que trates de situarte con sinceridad en uno de los bandos. Si no te gusta al que honestamente perteneces ahora, entonces cámbiate al contrario demostrándolo con acciones y “que tus hechos hablen tan fuerte que tus palabras no se escuchen”.

Los felices y los que siguen esperando a serlo.
Los que son sinceros consigo mismos y los que se auto-engañan.
Los que saben que el amor es un sentimiento íntimo y los que creen que es un acuerdo.
Los que entienden que la vida es transformación y los que creen que es un fenómeno estático que siempre tiene que seguir “como antes”.
Los que utilizan la idea de que un día van a morir para recordar que no vale la pena perder el tiempo y los que la usan para paralizarse y ver todo como inútil.
Los que atesoran experiencias y los que acumulan pertenencias.
Los que saben que el amor es un sentimiento que se produce para ser regalado y los que creen que es un negocio de intercambio justo y equilibrado.
Los que cambian lo que pueden y aceptan lo que no pueden y los que se aferran a querer cambiar a las personas manteniendo su propia actitud sin cambio alguno.
Los que leen libros para arriesgarse a aplicar nuevas formas de responder a su vida y los que lo hacen sólo para tener armas con que discutir y argumentar en pláticas de café.
Los que asimilan sus penas con un trabajo contundente de aceptación y perdón y los que lo intentan ingenuamente con pastillas, televisión o alcohol.
Los que aprenden a entender el complejo pero descifrable lenguaje de su sexo complementario y los que ya se convencieron de que el sexo "opuesto" es incomprensible, o un error de la creación.
Los que se casan y se divorcian, y los que se casan y se destruyen con tal de no divorciarse.
Los que saben que más vale solo que mal acompañado y los que en hechos demuestran que prefieren mal acompañados siempre, que solos por un rato.
Los que disfrutan mientras viven y los que agonizan mientras les llega la inevitable.
Los que se sienten heridos y sanan y los que re invocan la herida y se desangran.
Los que toman decisiones en base a lo que necesitan y los que eligen en base a la insatisfacible y alabada opinión social.
Los valientes que superan lo inesperado y los valientes que aguantan lo ya profetizado.
Los que sufren y aprenden a no hacerlo y los que se vuelven adictos a esta droga.
Los que aprenden a caminar acompañados cuando vale la pena y los que van de muleta en muleta.
Los que crecen con sus experiencias y los que sólo las archivan.
Los que toman las decisiones trascendentes escuchando su voz interior y los que las toman escuchando las voces exteriores.
Los que ven telenovelas y los que las protagonizan sin pago ni fama, bueno, un poco de fama si.
Los que saben que no tienen asegurada su estancia en esta vida y los que lo olvidan y la desperdician.
Los que invierten su energía en hacer cambios en si mismos y los que la malgastan inútilmente en intentar cambiar a los demás.
Los que entregan su amor por el placer y los que creen que es un préstamo de partes iguales.
Los que conocieron la frustración y los que la adoptaron.
Los que por salud se separan total-mente y los que sólo se alejan físicamente.
Los que se dan cuenta que están repitiendo patrones dañinos y cambian y los que los convierten en orgullosa tradición familiar.
Los que ven las experiencias dolorosas como detonadores de cambio y los que las ven como fracasos.
Los que encuentran nuevas personas arriesgándose a nuevos horizontes y los que esperan en el mismo lugar.
Los que gustan de viajar físicamente y los que gustan de mal viajar mentalmente.
Los que se proponen cambiar hoy y empiezan torpemente, y los que magistralmente sólo lo planean.
Los que toman decisiones a tiempo sufriendo diez desventajas y los que las tomaran tarde sufriendo cincuenta desventajas.
Los que piden opinión a alguien que ya se sufrió y se separó, y los que se la piden a alguien que nunca se separaría aunque sufra.
Los que saben que perdonar implica aceptar y sanar; y los que creen que perdonar es olvidar.
Los que por despedirse a tiempo pueden estar después en paz y los que por no despedirse en guerra van a continuar.
Los que nutren su autoestima amándose, y los que esperan sobrevivir con las migajas del halago y la aceptación ajena.
Los que ven esta vida como una oportunidad para gozar, y los que la toman como una situación que tienen que sobrellevar.
Los que ya vieron que por hacer caso a la sociedad se equivocaron, y los que se aún no se dan cuenta.
Los que saben que queda vida por delante, y los que creen que queda vida por detrás.
Los que a pesar del temor cruzan la avenida y los que le siguen dando la vuelta a la manzana por temor.
Los que un día se separaron y punto, y los que nunca lo harán y coma.
Los que se arriesgaron a cambiar y lo lograron, y los que lo siguen planeando.
Los que se arriesgaron a cambiar y lo lograron, y los que lo siguen planeando.
Los que vivieron un gran sufrimiento y crecieron, y los que ven crecer su sufrimiento.
Los que como Edison, ya saben las mil formas de como no lograr encender un foco, y los que les faltan mil por aprender.
Los que se caen y se levantan, y los que deciden reptar para siempre.
Los que tienen otros temas de que hablar con las personas, y los que tienen otras personas con quien hablar del mismo tema.
Los que saben que el abuso es un acuerdo de los dos, y los que se echan la culpa.
Los que aguantan una que otra, y los que aguantarán una tras otra.
Los que agradecen lo que sí tienen, y los que anhelan lo que no tienen.
Los que tienen una larga lista de cosas que aman hacer, y los que la tienen de lo que tienen que hacer.
Los que revisan la lista de puntos a cambiar, y los que repasan la de las lamentaciones a recordar.
Extracto del libro "Cómo Amarte y relacion-arte sanamente" de Armando Rekury

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Agonía


En esta noche camino
Por estas abandonadas calles oscuras
Conciente de que el ruido es molesto
Y sabiendo que el silencio es perturbador
Escuchando el desgarrador lamento de mi alma,
Siendo prisionero de mí conciencia,
Cediendo y quedando a merced
De sus malignas manipulaciones
Abandonando todo pensamiento racional,
Donde el optimismo se vuelve siervo
Dejando paso a esta espantosa desesperanza,
De un futuro incierto.

Pensamos en fracaso
Cuando vemos un futuro peor
Que el presente y más aún
Que el pasado.

Lagrimas que luchan
Contra su afán de aventarse.
Y mi mente que se desespera
Buscando una salida, olvidándose
De que el Sol y la Luna acompañaran eternamente
Mi vida consolando mi ser, irradiándome esperanza,
Pero que me espera si el cielo esta nublado. 

Me siento abandonado ¡se fueron en masa!,
Se fue el consuelo y lo acompaño el sueño,
La esperanza y lo que y aún
Lo que más extraño,
Las ganas…las ganas de vivir.

Amigos, tíos y primos,
Festejen mi reencuentro.

Hay un jardín de rosas sin espinas,
Y un campo de lavandas,
Y eso es descanso, eterno descanso.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Huellas en la arena


Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.
Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.
Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.
Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tu me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tu me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".
Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".

sábado, 30 de julio de 2011

«La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo».
– Napoleón Hill

lunes, 7 de marzo de 2011

"la honradez y la buena fama, el crédito y el éxito en los negocios están totalmente interrelacionados. El hombre que posee la primera de dichas cualidades lleva camino de adquirir las otras tres" 
Napoleón Hill.

sábado, 15 de enero de 2011

"Aprenda a ver" - "La Actitud Mental Positiva: Un Camino Hacia el Éxito" - Napoleón Hill

George W. Campbell era ciego de nacimiento. «Cataratas congénitas», dijo el médico.
El padre de George miró al especialista sin poder creerlo. «¿No hay nada que pueda usted hacer? ¿No
sería útil operarle?»
«No -contestó el médico-. De momento, no se conoce ningún remedio para tratar esta afección.» George
Campbell no podía ver, pero el cariño y la fe de sus padres enriquecieron su vida. De pequeño no supo
que le faltaba algo.
Cuando George contaba seis años, ocurrió algo que él no pudo entender. Una tarde estaba jugando con
otro niño, quien, olvidando que George era ciego, le lanzó una pelota. « ¡Mira! ¡Te va a alcanzar!»
La pelota alcanzó a George... y nada en su vida fue igual después de aquello. George no sufrió daño,
pero se quedó muy perplejo. Más tarde le preguntó a la madre: «¿Cómo podía saber Bill lo que iba a
ocurrirme antes de que yo lo supiera?».
Su madre lanzó un suspiro porque había llegado el momento que ella tanto temía. Ahora era necesario
que le dijera a su hijo por primera vez: «Eres ciego». He aquí cómo lo hizo:
«Siéntate, George -dijo suavemente mientras se inclinaba y tomaba una de sus manos-. Es posible que
no sepa describírtelo y es posible que tú no puedas comprenderlo, pero deja que intente explicártelo de
esta manera.» Tomó con cariño una de sus manitas entre las suyas y empezó a contarle los dedos.
«Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Estos dedos son similares a lo que se conoce como los cinco sentidos -
tomó cada uno de los dedos entre su índice y su pulgar mientras seguía su explicación-. Este dedito es
para oír; este dedito es para tocar; este dedito es para oler; éste es para gustar -y aquí vaciló antes de
proseguir-; y este dedito es para ver. Cada uno de los cinco sentidos, al igual que cada uno de los cinco
dedos, envía mensajes a tu cerebro.»
Entonces dobló el dedito correspondiente a la «vista» y lo mantuvo apoyado contra la palma de la mano
de George.
«George, tú eres distinto a los demás niños -le explicó- porque sólo gozas del uso de cuatro sentidos,
como los cuatro dedos: uno para oír, dos para tocar, tres para oler y cuatro para gustar. Pero no tienes la
posibilidad de usar tu sentido de la vista. Ahora quiero mostrarte algo. Levántate», le dijo suavemente.
George se levantó. Su madre tomó la pelota. «Ahora extiende la mano como si fueras a tomarla», le dijo.
George extendió las manos y, al cabo de un momento, percibió que la dura pelota golpeaba sus dedos.
Los cerró con fuerza a su alrededor y la agarró.
«Muy bien, muy bien -dijo su madre-. No quiero que olvides jamás lo que acabas de hacer. Puedes
agarrar la pelota con cuatro dedos en lugar de cinco, George. También puedes afrontar la vida, superarte
y ser feliz con cuatro sentidos en lugar de cinco... si logras afianzarte y lo sigues intentando.»
La madre de George había utilizado una metáfora, y esta figura retórica tan sencilla es uno de los métodos
más rápidos y eficaces de comunicación de ideas entre las personas.
George jamás olvidó el símbolo de los «cuatro dedos en lugar de cinco». Fue para él el símbolo de la
esperanza. Y siempre que se desanimaba a causa de su carencia, utilizaba el símbolo como factor de
automotivación. Ello se convirtió para él en una forma de autosugestión. Repetía a menudo: «Cuatro
dedos en lugar de cinco». Y, en momentos de necesidad, la expresión surgía de su subconciente y
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afloraba a su conciencia. Descubrió, además, que su madre tenía razón. Pudo afrontar la vida y superarse
con el uso de los cuatro sentidos que tenía.
Sin embargo, la historia de George Campbell no acaba aquí.
En pleno curso de escuela secundaria inferior, el muchacho cayó enfermo y tuvo que ingresar en el hospital.
Durante su convalecencia, su padre le facilitó la información de que la ciencia había desarrollado un
tratamiento para las cataratas congénitas. Como es natural, cabía la posibilidad de un fracaso, pero... las
posibilidades de éxito superaban con mucho a las del fracaso.
George deseaba tanto poder ver, que estaba dispuesto a correr el riesgo.
En el transcurso de los seis meses siguientes, fue sometido a cuatro delicadas operaciones
quirúrgicas... dos en cada ojo. Se pasó varios días en una habitación de hospital medio a oscuras, con
vendas en los ojos.
Al final llegó el día en que iban a retirarle las vendas. Poco a poco y con cuidado el médico fue
desenrrollando la venda de gasa que rodeaba la cabeza y cubría los ojos de George. Había sólo una luz
borrosa. George Campbell estaba todavía técnicamente ciego!
Por un terrible momento, permaneció tendido, pensando. Y entonces oyó al médico moviéndose junto a la
cama. Le estaban colocando algo sobre los ojos. «¿Puedes ver ahora?», preguntó el médico.
George levantó ligeramente la cabeza de la almohada. La luz borrosa se convirtió en color y el color en una
forma, una figura.
« ¡George ! », dijo una voz. Reconoció la voz. Era la de su madre.
Por primera vez en sus dieciocho años de vida, George Campbell veía a su madre. Tenía los ojos cansados,
un rostro arrugado de sesenta y dos años y unas manos nudosas y deformadas. Pero para George era
extraordinariamente hermosa.
Para él... era un ángel. Los años de esfuerzo y paciencia, los años de enseñanza y esperanzas, los años de
ser «los ojos» a través de los que él veía, el amor y el afecto: eso fue lo que George vio.
Aún hoy sigue recordando con cariño su primera imagen visual: la contemplación de su madre. Y, como
usted verá, aquella primera experiencia le hizo valorar el sentido de la vista.
«Ninguno de nosotros puede comprender el milagro de la vista -dice-, a menos que haya tenido que
apañárselas sin ella.»